Montizón. Aquí juró en la torre del homenaje un poeta.
En sus labios al juramento ¿sonaría más alto y más claro que el fragor de las
palabras y de los hechos que lo llevaban como un río hacia el morir ya cercano?
Y mientras lo pronunciaba, ¿oiría pasar, al fondo del precipicio, muralla
abajo entre las rocas, el arroyo que azotándolas se complace en imitar aquí,
recién nacido, el ruido de las olas del mar improbable? Montizón, construido
como la letra inicial hecha a mano de un manifiesto de la tierra, justo allí
donde ella cuida con mil ojos su vértigo, en una punta de peñascos oblicuos
alzada por tres gargantas en cuyo fondo se trifurcan a golpes las espumas
antes de ir a opacarse en pantanos llenos de pájaros de grito marino. Entro
al castillo, y el eco de mis pasos en las murallas me ordena caballero. Del
interior vacío de la torre sale una bandada de palomas como una salva de un
solo cañonazo. Subo al borde del muro exterior: la tierra se agolpa en sus
puntos cardinales.
En el Sur, engendramoros; en el Este, en dos manchas blancas
con cuernos negros: Villamanrique y Torre de Juan Abad, iglesias
en ristre; en el Norte, en la torre del homenaje del castillo de La Higuera,
oscura, escueta, sola. Nosotros, que ya no podemos levantar una piedra de
mediano peso, ni caminar un día campo traviesa, ni pasar una noche durmiendo
al aire, ni mudar según las estaciones, ¿cómo podríamos imaginar el cuerpo que
se proponían estas murallas, se las había con el vértigo de su mole y pasaba
después con levedad por sus umbrales, señor de esta gravedad y no su presa?
Está situado a 7 Km. de la Torre de Juan Abad, en el término de Villamanrique,
en la margen derecha del río Guadalén, sobre un escarpado cerro que domina el
estrecho del río, donde forma la "Tabla Honda". Para algunos historiadores
en esta zona pudo estar la Mentesa Oretana, ya que era conocida con el nombre
de "Mons Mentesanus" en la Edad Media, y que los árabes derivarían en
"Montixón". Según Blázquez, debió levantarse sobre otro existente.
La primera fecha en la que aparece es en 1223, el Papa
Honorio III, en la 6ª Bula Confirmatoria de la orden concedía a los
satiaguistas el castillo de S. Jacobo (Santiago) con sus pertenencias.
No obstante, la mayoría de los
historiadores fijan su construcción durante el Maestrazgo de D. Pelayo Pérez
Correa (1242-75).
Fue protagonista en las luchas
civiles del S.XV,
entre el condestable D. Lucas de Iranzo y los Manrique, que consiguen tomarlo
en 1467. Pocos años después aparece don Jorge Manrique como Trece de la Orden
y Comendador de Montizón.
Aquí vivió con su esposa Dª Guiomar de
Meneses. Lo adecentó y preparó como vivienda permanente, y escribió en la
tranquilidad de estas tierras gran parte de su poesía. Alguna de sus obras,
como "Castillo d.amor", en clara referencia al castillo y al Guadalén.
A pesar de las distintas obras que en su interior se han realizado, la
estructura del castillo permanece casi intacta. Actualmente está en proceso
de restauración y limpieza; su torre del homenaje es una maravilla, merece
la pena divisar el Guadalén y las estribaciones de Sierra Morena desde el
mirador que usaba Dª Guiomar.